martes, 16 de septiembre de 2008




Frederica Organza
Colección 2008
foto de Ale Mesta
“And my soul became blind”
A Ricardo Modesto, Khalid Sanchez y Luis Alberto Rivas
www.fredericaorganza.blogspot.com




And my soul became blind,
we meet again, in this life
with those eyes
and those hearts.

¡Y así mi alma quedó ciega!

¿Recuerdas?

You were lost,
We were lost.

Parfaitement perdus chéri.

One day,
I was just wondering
Where could you be?
How could you look like?

Just like this,
Words
As simple as life is,
as simple as this sentences,
as simple as your image within my tears
without you by my side

just like that, you suddenly…are my friend

Pas si complexe que ça chéri,
C´est juste comme ça que l´on retrouve les cendres des vies passées…

Toi, à jamais, tu seras l´étoile
Toi, à jamais tu seras mon meilleur accessoire…

Porque el día que te conocí mi alma quedó ciega,
Porque ese día eternidades de lágrimas nublaron mi vanidad con tu brillo congelado.

Luis Olaf del Lago

Silueta Samurai, Saruel de amor...


pasarela Otoño-Invierno 2008
de Casa de Francia,
conjuntos por Yuki Jimenez
A NIINA YUKI JIMENEZ NARUSE

Silueta Samurai, Saruel de amor…


Hay alguien que se me escapa,
¿Anónimo espectro?
¿Será?
Sombra silueta de serpiente
Envuelto en sombras mi amante samurai viene a visitarme
Noventa insaciables siglos
Maquillaje de oscuridad sin rostro definido
Y así, con el regalo de tu cuerpo paralizas el espacio

Brillo opaco volando en pedazos de tiempo
Samurai enemigo
Dame tiempo de huir de tus ojos
Tiempo para adorar la eternidad, tiempo para cambiar un momento

Déjame soñar en ti, en los eones que guardas en tu pupila
Déjame caer en tu piel y vestirme con tu sombra,
Guardar la luna en tus muslos y esconder el sol en tu axila
Déjame alargar tu silueta y soñar dormido que te beso

Me encimo en tu pecho y consumo el aliento de tu piel
Me hundo en tu silueta para no dejar escapar el instante en el que el canto de tu oído llega a mis labios…
Déjame verme enamorado en tu lacio cabello
Dulce amor samurai
Silueta eterna
Déjame hundirme en tu piel, en el canto de tu oído y el arrullo de tu pecho perforado.

Luis Olaf del Lago